Por fin en España nos echamos a comer a las calles también en invierno. Siempre me llamó la atención que en lugares como París, las terrazas estuvieran puestas todo el año y la gente se sentara en los cafés y las brasseries sin miedo al froid ni la pluie mientras que aquí, que tenemos un clima maravilloso, sólo sacáramos las sillas y las mesas a las calles a partir de abril. Quiero pensar que hemos aprendido a aprovechar la ventaja de la latitud, aunque no puedo evitar encontrar coincidencia temporal entre las terrazas en cualquier época del año y la prohibición de fumar en los establecimientos de hostelería... Sea por el motivo que fuere, viva la comida al aire libre en un día de sol por muy diciembre que sea. Nosotros hemos despedido el otoño un 20 de diciembre en MadrEAT.