Para quienes no hayáis oído hablar de ellos se trata de pequeñas parcelas de 20m cuadrados en los que puedes cultivar lo que quieras y con la dedicación que quieras. Los emprendedores que llevan Huerta de Montecarmelo se encargan de todo aquello que tú no quieras, no puedas, o no sepas hacer: regar, abonar, mantener limpio, plantar, recolectar... Sólo tienes que comentarlo con ellos.
Para los que somos urbanitas empedernidos como yo, que adoramos la gran ciudad por encima de todo, representa una oportunidad única de salvar uno de los mayores inconvenientes de vivir en la urbe: los tomates-corcho y toda la parentela de frutas y verduras de poliespán que las amables cadenas de distribución ponen a nuestra disposición. Y sin necesidad de tener una casa en el pueblo. Ni siquiera necesitas tener pueblo.
Os cuento más cosas de estos huertos.
A las personas que los cuidan y hacen las tareas de mantenimiento les llaman Personal Keeper y son alumnos de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce que trabaja por la integración en la sociedad de personas con discapacidad intelectual. Allí al lado del huerto se encuentran las instalaciones de la Fundación que cuentan con una fábrica de muebles, de chuches, un taller mecánico... además de la escuela propiamente dicha.
Ofrecen cursos y talleres para que aprendas cosas que luego puedas aplicar a tus cosechas. Tienen una variedad de semillas enorme por si te apetece cultivar algo raro. Yo, por ejemplo, iba buscando ruibarbo, que no es nada fácil de conseguir, y me han dicho que sí lo tienen y que además es de cultivo fácil.
Tienen también una pequeña tiendecita en la que venden todo tipo de aperos y útiles necesarios para cultivar la parcelita.
Y los más peques pueden disfrutar viendo la familia de gallo, gallina y polluelos o el palomar del que las palomas entran y salen tan tranquilamente. Ahora que lo pienso igual es que también puedes tener animales y tener tus propios huevos de corral... No creo porque eran pocos animales pero no sería mala idea ampliar el concepto huerta a una visión más campestre integral de granja (con el riesgo de que los que comemos habitualmente huevos de las grandes superficies suframos desprendimiento de retina al entrar en contacto con el amarillo de las yemas de corral)
La zona cubierta de semillado está llena de pequeñas plantitas que entiendo que son las que luego se transplantan a la tierra.
Me ha gustado mucho la idea y las posibilidades que tiene: de tener contacto con el mundo de los cultivos naturales, de aprender algo nuevo, de tener la oportunidad de comer frutas y verduras que sepan a lo que son, de realizar una actividad al aire libre que puede ser también muy interesante para los niños.
Si le tengo que poner un pero es que me parece que resulta algo caro. Entre el pago mensual más la cuota anual de mantenimiento viene a salir por unos 105 eur al mes. Es verdad que vas a comer tu propia fruta y verdura de temporada pero aún así me resulta caro y claro es que al final es un trozo de suelo al precio que está el m2 en Madrid. Una idea que me ha comentado una chica que tenía allí su huerto es la de compartirlo. Con 20m2 al parecer es suficiente para dos familias lo que tal vez sí compense, porque con lo cara que se está poniendo la cesta de la compra, 50 eur al mes es mucho más razonable.
Para los que tenéis pueblo y de vez en cuando tenéis la suerte de volver cargados de cositas ricas y naturales para una temporada esto os parecerá demencial... pero yo por un tomate que sepa a tomate ya estoy dispuesta a todo.
En cualquier caso, la visita ha estado muy entretenida.
el tío gilito de los tomates de huerto, mi ídolo |
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