Galletas "gingerbread man" de chocolate {asalto en el camposanto}

Nuevamente tenemos entre manos el reto del Asaltablogs, la iniciativa de Gastroandalusí para saquear la colección de recetas de algún otro bloguero cada mes.
Yo me planteo estos retos como una ocasión de recorrer todas las posibilidades que nos ha ofrecido la historia del crimen para llegar a un mismo objetivo: hacerse con los bienes ajenos. El tipo de asalto que nos va a ocupar hoy es el asalto de los ladrones cobardicas y vaguetes porque el propietario de los bienes codiciados no ofrece resistencia alguna... o eso creen los asaltadores. Hoy hablaremos del Asalto al difunto.

Siempre me he preguntado por qué en los cementerios grandes hay cámaras de
 vigilancia. O por qué, si pasas por la carretera delante de un cementerio de un pueblo pequeño y ya es de noche, hay patrullando una pareja de la guardia civil. ¿Qué hay que vigilar tanto dentro de la tapia? ¿Son peligrosos los inquilinos? ¿Mecano tenía razón y los viernes los muertos salen y montan botellones ruidosos y dejan todo sucio? Por más que me gusta la idea de Mecano, la razón es otra. Desde el tiempo de los antiguos egipcios hasta nuestros días y desde vulgares ladrones hasta ilustres arqueólogos como el conocido por todos los padres de niños de entre 3 y 13 años Profesor Tadeo Jones,  han sentido fascinación por los tesoros escondidos en monumentos funerarios de medio mundo. Pero si lo de los egipcios era a gran escala, no penséis que el hecho de no ser un faraón os libra de estar a merced de los codiciosos de lo ajeno cuando estéis descansando eternamente, porque en el mundo post-mortem  también se da el menudeo: el reloj de oro con el que enterraron al abuelo es un botín muy goloso para los profanadores a escala rural. Sin embargo, si eres ladrón de tumbas no te pienses que va a ser todo tan fácil... los difuntos se estarán muy quietecitos, pero defenderse, se defienden.

No hay "sorpresa" más macabra que la ideada en el s. XVIII por algunos habitantes de una población de Inglaterra en la que los saqueos y profanaciones de tumbas habían llegado a extremos que requerían una una solución. Algunos familiares de difuntos instalaron mecanismos dentro de las tumbas que disparaban un arma de fuego desde dentro de la fosa en el momento en que la lápida se levantaba dejando frito allí mismo al saqueador de turno. Lo que no he podido saber es si en esos casos la familia del difunto acudía para acabar saqueando al propio saqueador... O el mismo difunto le ofrecía un sitito a su lado al cazador cazado... En definitiva, que a mí que me incineren.

Nuestra receta de hoy hubiera sido un buen hallazgo para algún asaltante nocturno de tumbas. Tomarse la molestia de levantarse a las 3 de la mañana, saltar una tapia, desclavar una lápida, bajarse a la fosa, abrir una caja de pino, para encontrarse a un pobre diablillo sin un mal diente de oro debe de ser una gran decepción. Por eso deberían enterrarnos a todos (a mí no) con una cajita de galletas de esqueletito, que no desentonan en el ambiente sepulcral (unas galletas de Bob Esponja habrían resultado muy fuera de lugar) y por lo menos le compensan al ladrón las molestias y le dan fuerzas para volver a colocar la lápida en su sitio, que una plancha de mármol de esas dimensiones pesa lo suyo y hay que estar alimentado para volver a correrla.
Esta receta está inspirada la receta de Galletas Gingerbread Men de Gastroadikta que ha sido el blog "profanado" del mes. La he modificado para poder convertir a los muñequitos en galletas de chocolate y adaptarla a la temática halloweeniana  que tenemos estos días entre manos. No dejéis de visitar su blog porque está lleno de recetas muy interesantes. Vamos con la receta.

Ingredientes:

• 250 grs de harina de repostería o para todo uso
• 1 huevo
• 125 grs de mantequilla a temperatura ambiente
• 40 grs de cacao en polvo sin azúcar (yo uso Valor)
• 150 grs de azúcar
• una cucharadita de café de esencia de vainilla
• una pizca de sal
• Para el glaseado: 200 grs de azúcar glas y una clara de huevo L

Preparación:

1. Batir la mantequilla con el azúcar a temperatura ambiente hasta que esté bien integrada y tenga un aspecto esponjoso y color pálido.
2. Añadimos el huevo y la vainilla y lo integramos bien batiendo.
3. Mezclamos en un bol la harina, la sal, el cacao  y vamos añadiendo esta mezcla seca en tres veces a la mezcla de mantequilla, azúcar y huevo que ya tenemos.
4. Nos quedará una masa pegajosa pero manejable. Integramos bien con las manos los restos de mezcla seca que puedan quedar en el bol y hacemos una bola con la masa. 
5. Aplastamos la bola para hacer un disco y lo colocamos entre dos papeles de hornear.
6. Con un rodillo estiramos la masa hasta dejarla de aprox. 1/2 cm de grosor. 
7. Ya estirada la metemos en la nevera durante al menos una hora.
8. Cuando ya esté fría precalentamos el horno a 170º y mientras se calienta vamos cortando con un cortador en forma de muñequito la masa fría. De este modo la masa es más fácil de manejar y al meterla en el horno aún fría no pierde nada la forma al calentarse.
9. Vamos colocando los muñequitos en una bandeja de horno y los horneamos a 17º durante unos 15-17 min. Dependerá del grosor que les hayáis dado.
10. Sacar del horno, esperar unos 5 min a que se endurezcan y pasar a una rejilla para que terminen de enfriarse completamente.
11. Cuando estén totalmente frías, preparamos la glasa batiendo la clara de huevo con 1/3 del azúcar con una batidora de varillas o un robót. Cuando esté mezclado vamos añadiendo el resto del azúcar glas hasta tener una mezcla espesa y blanca.
12. Metemos la glasa en una manga pastelera con boquilla muy fina o en una bolsa de congelar a la que haremos un corte muy pequeñito en una esquinita.
13. Dibujamos los esqueletos y dejamos reposar para que la glasa endurezca.

Cosas a tener en cuenta:
- Podéis hacer los pasos en días distintos. Yo hice las galletas un día  y el glaseado al siguiente. Las galletas se conservan estupendamente en un tupper cerrado o una caja metálica de un día para otro.
- Con estas cantidades creo recordar que me salieron unas 18 galletas. Si queréis más no tenéis más que aumentar las cantidades de la receta de forma proporcionada.
- Podéis aromatizarlas con especias, con jengibre especialmente, en lugar de vainilla, para que tengan algo de gingerbread men, porque las mías de ginger sólo tienen el nombre.

Si quieres ver los asaltos anteriores que he publicado son éstos: Asalto far-west, Asalto en nombre de la ley y Asalto medieval.

Los muertos moviendo  el  esqueleto  un viernes cualquiera