Pan de ajo y queso para compartir

¿Habéis ido últimamente al probador de un Zara ? Yo hacía mucho que no me probaba nada, mi tiempo medio de compra de ropa desde que entro en una tienda hasta que salgo con la bolsa es de unos 5 min. Corriendo de un momento de mi agenda al siguiente. Así que lo del probador queda descartado. Yo me lo pruebo en casa y a ser posible cuando mis fieras duermen porque lo de que vengan a darme un abrazo con la boca llena de chocolate es encantador pero luego me impide hacer una devolución si finalmente no quiero quedarme con el vestido de turno.

Hoy toca receta del reto El Asaltablogs, la iniciativa de Gastroandalusí para que nos paseemos por las cocinas de otros bloggers y nos llevemos lo que queramos. Este mes le ha tocado ser la víctima a Rossgastronómica cuya cocina os recomiendo que visitéis en cuanto podáis.

 Pues eso, que andaba yo pensando en el tipo de asalto que comentaría con vosotros con motivo de este reto mientras daba una vuelta por un centro comercial cuando decidí probarme una prenda en Zara . Y entonces lo tuve claro: Asalto al consumidor. La experiencia de compra no pudo ser más desagradable, y además me hizo evocar otros momentos en los que me he sentido directamente agredida en mi sensibilidad y en mi integridad física cuando lo único que pretendía era hacer una compra.
Lo llamarán Estrategia de Márketing en el Punto de Venta,  pero en mi pueblo se llaman trucos guarros para que compres más sin darte cuenta.
1. El "modus-asaltandi"  de Zara  fue el siguiente: un aire acondicionado en el probador digno de una sala de autopsias. Apuesto a que en cada probador había un orificio individual con un chorro helado que te cae justo encima de la cabeza y del cuerpo, un cuerpo que, tratándose de un probador, lo normal es que esté en paños menores. Así que ahí la tienes liada: te quitas la ropa y el proceso de hipotermia comienza; te pruebas lo que te quieres comprar pero las dendritas de tus neuronas ya están un poco anestesiadas por el frío y no consigues procesar lo que ves en el espejo; te quitas la prenda que te has probado, otra vez te quedas medio en pelotas, con lo que la hipotermia se completa; te vuelves a poner tu ropa pero ya no piensas y ya no estás segura de nada, si te gustaba, si no te gustaba, si te lo has mirado bien... Entonces es cuando se pone de manifiesto que el cerebro ya sólo te funciona en modo cortocircuito porque decides ¡volvértelo a probar! Una voz en tu interior te recuerda que no siempre tienes oportunidad de probarte tranquilamente las cosas y que aproveches y no te quedes con la duda. No es tu voz, es la de Amancio Ortega que la ponen en modo mensaje subliminal, pero claro, tú ya no estás para darte cuenta y te vuelves a quedar en ropa interior para volver a probarte la prenda de la que ya no recuerdas el precio. Ya no te ves ni en el espejo porque tienes una tiritona que no te permite enfocar la visión así que te quitas la prenda a toda prisa, te vuelves a vestir no sin antes experimentar una vez más en tu piel la caricia del chorro de aire a 5 grados y sales del probador desorientada. No sabes a dónde dirigirte pero ya está la Estrategia de Márketing en el Punto de Venta  para ayudarte y justo en tu camino han puesto la caja registradora. Y hacia ella te diriges cual Walking Dead  para acabar pagando y llevándote a tu casa una cosa que no sabes ni cómo te queda porque te la has probado en unas condiciones que hasta el mismísimo George W. Bush habría considerado excesivas en Guantánamo.

 2. Luego está el modelo STRADIVARIUS que también es de Inditex (Amancio, a ver si resulta que vas a tener en plantilla al personal de estrategias de asalto de la guerra de Irak). Música estridente a todo volumen y a una mecha que te hace moverte por la tienda como un electrón. Entras rápido, mueves las perchas como si estuvieras repartiendo juego en una mesa de black-jack, te pruebas rápido (porque aquí, además del frío, el ruido te hace sacar la cabeza por el orificio del cuello del los jerséys como una maníaca) y sales rápido de allí para que tu cabeza recupere la paz tras el electroshock al que acaba de ser sometida. En esta carrera contra la locura no sabes ni cuánto te has gastado y no consigues recordarlo porque la música aún retumba en tu cerebro un día entero más. -- Debo advertir que hace mil años que ya no estoy entre el público objetivo de esta marca, así que puede que en los últimos tiempos hayan descubierto a Debussy pero no me apostaría nada --

 3. El modelo Carrefour  es más burdo. No es agresión personal contra la salud mental o física, pero lo es contra la presunción de inocencia. En Carrefour el culpable siempre es el cliente. ¿Se equivocan al cobrarte? ¿Se pasan por el forro las promociones al cobrarte? ¿Te pasan por el lector varias veces el mismo producto al cobrarte? No importa, el castigo siempre será para el cliente porque en el momento que te das cuenta (si es que estás avispado y te das cuenta) te caerá como una losa la frase maldita: "Eso tiene que ir usted ahora a atención al cliente que allí le hacen la devolución". ¿A atención al cliente? ¿Pero por qué? balbuceas mientras observas la cola de atención al cliente que llega hasta el aparcamiento. Pues porque las súper cajas con lector de código de barras inteligentísimas y capaces de ofrecerte 250 promociones de venta cruzada basadas en tus últimos comportamientos de compra, en tu gasto medio mensual y en tu perfil sociodemográfico, esas cajas tan galácticas, NO TIENEN UN BOTÓN DE "DESHACER", "UNDO", "ATRÁS". No. No lo tienen. Cualquier programa cutre, cualquier ordenador de juguete tiene una tecla de "VOLVER", pero las cajas de Carrefour  no. Una vez que te lo cobran, te lo cobran. Y has comprado 24 cajas de leche de soja ligera porque la segunda unidad (unidad=pack indivisible de 12) era al 70% de dto, pero te las han cobrado las 24 individualmente. Y ahora reclama si tienes un par.
Pues eso, que estoy harta de que me asalten de cualquier manera cuando voy a hacer mis consumos. ¿Vosotros no?
En fin, que voy a pasar a la receta que una vez más me lío y no os cuento lo que realmente os interesa que es cómo se prepara esta maravilla con esta pintaza. Pues es muy sencillo, está inspirado en la receta de Rossgastronómica de Pan y Quesito que hizo rugir mis tripas nada más verla. Os dejo con mi versión.

Ingredientes

• 1 pan estilo payés (el mío era de los pequeños)
• 4 cucharadas de AOVE
• 20 grs de mantequilla
• 5 dientes pequeños de ajo (o más si temes que te ataque un vampiro)
• un ramillete de perejil fresco
• queso rallado (el mío una mezcla de emmental, parmesano y monterey jack)

Preparación

1. Precalienta el horno a 200º.
2. Corta el pan en rodajas sin llegar al final para que no se separen.
3. Gira el pan 90º y corta otra vez en rebanadas perpendicularmente a los cortes que hiciste antes para que te quede una cuadrícula.
4. Pica finamente el perejil y el ajo (yo lo hice con el accesorio picador de la minipímer)
5. En un cuenco derrite la mantequilla en el microondas, mezcla con el AOVE y añade a esta mezcla el ajo y perejil picados.
6. Vierte la mezcla anterior en las ranuras del pan, impregnando bien todos los recovecos. 
7. Ralla el queso que vayas a utilizar (o utilízalo ya rallado) y rellena también las ranuras del pan con abundante cantidad de queso.
8. Envuelve el pan en papel de aluminio y hornea durante unos 15-20 min. 
9. Pasado este tiempo abre el papel y deja que se hornee otros 10 min descubierto para que se tueste el pan. Si en este momento quieres añadir algo de queso por encima para que quede a modo de costrita, también queda perfecto.
10. Sírvelo recién salido del horno, caliente.

Izqda: camino de la caja después de un día en Zara.  Dcha: probándome una camisa de fuerza en Stradivarius