Confío mucho en que las modas vuelvan, porque si no, no sé qué sentido tendría que mi cuarto trastero esté abarrotado de cajas con ropa que no me pongo desde los
años 90. Mi obsesión por guardarlo todo al final servirá para algo. Si yo no me vuelvo a poner esa ropa espero que lo hagan mis hijas, o mejor no, porque hay cada top que directamente lo voy a donar al departamento de vestuario de
Juego de Tronos para que vistan a alguna
Khaleesi que otra. Madrecita. Si no queréis guardar reliquias de otros tiempos y no están en condiciones de ser aprovechadas por nadie, os ofrezco la oportunidad de darles una vida más a esos pantalones vaqueros que ya no resistirían ni un lavado a la piedra más.