Virtue stands in the middle, Aristotle used to say. Well, its a real relief that he did not live to see American society nowadays. There is no possible virtue, because there is no middle. I am still struggling to decide whether I want to be a WholeFoods kinda girl or ride a motorized basket at Walmart for the rest of my grocery shopping days...
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Veamos, aquí el ciudadano tipo es de dos clases: gordo de una gordura de las de "vámonos vámonos que igual se le atora la arteria delante de nosotros y no quiero que lo vean las niñas", o mazas de gimasio con el batido de proteínas pegado a la mano. El fenómeno se da igual en hombres y en mujeres. Y no hay nada más. Gente normal con un peso normal que haga deporte de forma moderada sin mayores pretensiones que estar en forma y que coma normalmente dándose de vez en cuando un caprichito para alegrarse el cuerpo, de esa gente, no hay.
Así que me pasa que voy al gimnasio con mi botella de agua de plástico y es como si fuera diciendo a gritos que no soy profesional de la pesa, porque ellos, los proteínicos, llevan vasos ultrasónicos que te mezclan el batido solos. Y yo no. Yo tampoco llevo los bíceps, ni los cuádriceps, ni por supuesto los tríceps (estos creo que nací sin ellos), en eso también se me ve a la legua que soy outsider. Pero luego me voy a un restaurante de los de barbacoa y me pongo unas judías verdes al lado de las costillas y me miran con cara de "¿qué pasa? ¿algún problema con nuestras amigas las enfermedades coronarias?" Total, que no encuentro mi lugar.Uno aquí puede ir a dos clases de supermercados. Aquellos en los que no hay ni un miligramo de azúcar en toda la superficie. No hay nada que no haya sido producido, ni cultivado, ni criado de manera orgánica o ecológica. Son los fundamentalistas de lo sano. El súpermercado entero es así. Los dependientes y dependientas son guapos y sobre todo fibrosos con aspecto de deportistas. Y es todo caro. En un súper de esta categoría no hay venenos como coca-cola, fanta.... No los venden.
Luego están los otros supermercados. En estos otros los carritos motorizados con asiento se alinean en la entrada enchufaditos a sus cargas de batería. Los carros de gordo como los llamamos nosotros son el máximo exponente del maquiavelismo del consumo. Un cliente puede tener una obesidad tal que sus piernas no sean capaces de sostenerle. Lo que ese cliente necesita en realidad es caminar un poco, hacer algo de ejercicio... Pero como no lo hace y no se tiene en pie no puede venir al súper a consumir. Así que pongámoslo fácil para él. Pongámosle un carro motorizado para que siga viniendo aunque no ande y siga llenándolo de grasa, azúcar, siropes varios y bollería industrial. El business es el business.
Yo soy muy moderada en estas cosas y además me gusta probar de todo, con lo que no acabo de encontrar mi lugar en este país de extremos. Por la mañana desayuno chía y voy al gimnasio, pero antes de comer me tomo unas patatas fritas y algunos días una cerveza (#elseñormeperdone). A la hora de comer tomo ensalada pero si me quedo con hambre me doy al queso con pan tostado. Los días pares voy al súper sano y los impares al normal. Un día a la semana no como nada de carne y otro hago la compra montada en el carro de gordos (ya está dicho).
Y así vamos, tomando un poco de aquí y otro poco de allá, porque Aristóteles algo de razón tenía que tener y la verdad es que el carro de gordos mola un rato.
Estos bollitos tienen ese rollo sí-pero-no, sano-pero-gordo.
Sano: 1. No están hechos con azúcar (aka el veneno del siglo XXI) sino con miel orgánica. 2. No están hechos con harina de trigo refinada sino con almendra molida por lo que son aptos para celíacos.
Gordo: 1. Llevan mantequilla, no hay nada más gordo. 2. ¡Son bollos de chocolate por el amor de Dios!, los bollos y el chocolate son los responsables de que exista la palabra gordo en todos los idiomas.
Vamos con la receta, es facilísima, no cuesta nada hacerlos, salen fenomenal y además salen sólo 4 por lo que si os veis muy pecadores siempre podéis no repetirla... Yo la he hecho dos veces en un sólo día, pero es que hoy me ha tocado el día gordo.
Ingredientes
- 110 grs de almendra molida
- 85 grs de mantequilla
- 80 grs de miel
- 115 grs de chocolate para fundir (yo usé unos cuantos de distintos tipos que tenía empezados, pepitas, onzas...)
- 2 huevos
- Azúcar glas para decorar si estás en día gordo o sirope de arce orgánico con almendritas molidas si estás en día sano
- Precalienta el horno a 180º
- En un bol apto para microondas pon el chocolate troceado, la mantequilla y la miel y calienta a potencia media en el microondas a intervalos de 30 segundos para estar pendiente de que no se queme. Mezclar bien.
- En otro bol batir los huevos y añadir a los huevos batidos la mezcla de chocolate. Mezclar bien hasta que quede homogéneno.
- Añadir la almenda molida y mezclar con una espátula.
- Engrasar los ramequines y dividir la masa entre los cuatro.
- Hornear durante unos 20-22 min o hasta que al pinchar con un palillo salga limpio.
- Si tus recipientes son más pequeños el tiempo de horneado será menor. Lo mismo sucederá si usas moldes metálicos o de papel. Ten esto en cuenta a la hora de comprobar si están hechos, tal vez tengas que mirar un poco antes de los 22 minutos que tardaron los míos.
Ingredients
- 1 cup almond meal
- 1/4 cup honey
- 2 eggs
- 2/3 cup chocolate chips (I used different kinds of chocolate leftovers that I found in the pantry)
- 1/3 cup butter
- Preheat your oven to 350ºF
- In a microwave safe bowl combine chocolate, honey and butter and melt in the microwave using 30s intervals. Stir after each 30s interval.
- In another bowl wisk the eggs and then add the chocolate mixture to the eggs. Combine until smooth.
- Add the almond meal and combine.
- Grease 4 ramekins and divide the batter among them.
- Bake for 20-22 min or until a toothpic inserted comes out clean.
Esta soy yo el día que monté en el carro de gordos por primera vez. Siempre hay una primera vez para todo. |
Menos mal que has puesto la foto del carro de los gordos jajajaja, que ya te la iba a pedir yo. La verdad es que yo ahora estoy cuidando la alimentación un poco, pero sin convertirme en una radical de lo orgánico y lo sano, si me apetece una hamburguesa con toda la grasaza, me la como y tan feliz oiga, estos americanos, como tú bien dices no tienen termino medio.
ResponderEliminarQue sepas que se me ha antojado un pastelito de estos que tan bonitos te han quedado. ¡¡Me encantan!!
Un besito!!
Me parecen geniales tus entradas americanas, pero esta es insuperable! Gracias Bea por compartir tus experiencias. Es impagable.
ResponderEliminarCuando una amiga que se fue a vivir a Canadá me contó de la existencia de los carros de gordos, y me explicó que las patatas fritas chips, que no french fries, las venden en sacos de kilo y las familias las ponen de guarnición, me horroricé y supe que no podría vivir en un sitio así salvo que gane un pastizal que me permita hacer la compra en uno de esos super orgánicos donde todo es sano y ecológico.
ResponderEliminarUf que horror!
Que te sea leve...
A mí me pasa igual... Sólo pensar que un kilo de grasientas chips vale nada y menos y una sana lechuga 5 dólares, se me cae el alma a los pies.
EliminarMe apunto al mitad y mitad. Y mola ese deshoje de margarita, ese pito pito gorgorito, ese elegir entre los extremos, ese o todo o nada... esos carritos tan preocupantes ;)
ResponderEliminarPero anda!!! Que es verdad!!! Que te montaste en el carro de gordos!! jaajaajaja
ResponderEliminarLa verdad que tienen fama de eso... de estar siempre en un extremo, o en el otro. No conocen la virtud del centro. Pero ellos son así y ahí estás tú para poner el punto de inflexión ;)
Los pastelitos, con eso de ser sin gluten, se consideran punto medio??? ;)
besos guapa