Cinnamon Rolls {In memoriam Bocadillo Suculento}

En el milagro que es para mí  el mundo de Internet he descubierto un doloroso fallo. No todo es virtual. Quienes se encuentran detrás de las páginas que sigo, de las maravillas que leo y de los blogs a los que estoy enganchada eran para mí, hasta ahora, realidades siempre presentes. Conocía más o menos sus vidas, sus aficiones o sus destrezas, pero eran virtuales, y eso significaba para mí que siempre estarían ahí. Que las fragilidades humanas no les afectarían. Pero esto no es así. Detrás de blogs preciosos como lo es Bocadillo Suculento, estaba Carolina. Y Carolina no era virtual, era una persona de carne y hueso que ya no está con nosotros. Y este descubrimiento me ha sobrevenido de una forma brutal. El blog Bocadillo Suculento dejó de pronto de ser eso, un blog, para ser Carolina, una persona.

Pero no quiero que sea una entrada triste. Porque este blog no es triste y porque Carolina tampoco lo era. Coincidí con ella como participante habitual del reto el Asaltablogs del que os he hablado varios meses. Conchi, de Gastroandalusí nos propone robarle una receta a un blog participante elegido por sorteo. Pero este mes no ha habido sorteo. Este mes todos queremos hacer una receta de Carolina para rendirle un homenaje por su simpatía, por sus cariñosos comentarios siempre en nuestros blogs y porque la vamos a echar de menos. Cientos de gastrobloggers hemos paseado su blog Bocadillo Suculento arriba y abajo para elegir de entre sus muchas maravillosas recetas una con la que dejar su huella en nuestros blogs. Y eso no es nada triste. Es un recital gastronómico en toda regla, orquestado por nuestra chef Carolina.

 Mi asalto tenía que estar a la altura del acontecimiento, así que un atraquillo a oscuras en una callejuela no habría sido digno por lo que decidí ponérmelo difícil. Quería algo de tipo Tom Cruise  descongándose desde un techo de 10 metros con un hilo dental invisible a los rayos láser, o X, o UVA. Hilo dental antirrayos vamos.
Así que he elegido una receta que siempre he querido hacer pero que me daba como miedito. Esa mezcla de quiero hacerlo/pero no me atrevo/lo dejo por ahora/algún día me atreveré, la misma sensación que me produce pensar en saltar en paracaídas. Procrastinación profesional. Pero por fin me he atrevido, (a lo del paracaídas no, que ya os noto las ganas que tenéis de verme cayendo con las babas saliéndoseme por la velocidad y subiendo por la imagen, granujas!). Me he atrevido a hacer Cinnamon Rolls. Carolina me ha ayudado a superar el respetillo que me imponían. Ahora le va a tocar convencerme de lo del paracaídas. Ya te adelanto que te va a costar.

 Espero estar a la altura y espero que a Carolina le haya llegado el increíble aroma que ha inundado mi casa haciéndolos. ¿Te ha llegado? ¿Sí? Seguro, porque te veo sonriendo.
Os dejo con la receta y os recomiendo que si le teníais respeto como era mi caso, no seáis como yo. En general no seáis como yo en nada porque no es recomendable para la salud mental, pero en esto de los cinnamon rolls especialmente os lo aconsejo. Hacedlos. Hacedlos ya, cuanto antes mejor. No dejéis pasar tanto tiempo sin probar esta maravilla. Es algo delicioso. De verdad. Yo no pienso dejar pasar más de 15 días sin hacerlos. De aquí a la eternidad.

Las cantidades que os pongo aquí son para una hornada pequeña, porque como no las tenía todas conmigo, no quise arriesgar a hacer muchos. Menos mal, por otra parte, porque me los comí todos la misma tarde en que los hice. Si queréis hacer más y usar un molde más grande podéis aumentar proporcionalmente las cantidades sin problemas.

Ingredientes
Para la masa

•  1/2 cucharadita de levadura seca de panadero (NO Royal sino levadura de panadero, la mía es de la marca MAIZENA)
• 60 ml de agua tibia (no caliente, no fría)
• 15 grs de mantequilla fundida, pero no caliente (puede sustituirse por margarina para hacerlo apto para alérgicos a leche)
• 2 cucharadas de leche, aprox. unos 30 ml (puede sustituirse por bebida de soja)
• 15-20 grs de azúcar
• una pizca de sal
• 140 grs de harina de fuerza

Para el relleno

• 25 grs mantequilla fundida
• 25 grs azúcar moreno
• 1 cucharadita de canela

Para el glaseado

• 90 grs de azúcar glas
• 3 cucharadas de leche (puede sustituirse por bebida de soja)
• media cucharadita de esencia de vainilla

Preparación

1. En un bol pequeño mezclar el agua tibia con la levadura y una pizca de azúcar. Reservar unos 15 minutos hasta que la levadura se active y la mezcla aparezca espumosa
2. En otro bol mezclar la mantequilla derretida y el azúcar y batir un poco hasta que el azúcar se disuelva. Si se hacen grumos es porque la mantequilla se está solidificando de nuevo porque ha perdido temperatura, a mí me pasó. Metí la mezcla 10 seg en el microondas y se volvió fluída de nuevo. Añadir la leche y reservar.
3. En otro bol grande (ya lo sé, ya llevamos tres boles pero así es la cosa, este es un momento tan bueno como cualquier otro para hacerse con un lavavajillas) mezclamos la harina y la sal, hacemos un volcán dejando un hueco en el centro y añadimos las dos mezclas que tenemos reservadas, la de la levadura y la de la mantequilla. 
4. Revolvemos bien con una cuchara de madera hasta que se integre recogiendo bien toda la harina de las paredes del bol. Se os quedará como veis en la primera foto de más abajo.
5. Llénate bien las manos de harina y empieza a trabajar la masa con las manos. A medida que vaya absorbiendo la harina se hará más manejable. Aún así yo tuve que añadir más hasta poder hacerme con ella. En la receta original indicaba 130 grs de harina y yo he puesto 140 pero realmente puede que incluso echara un poco más. La indicación es que la masa tiene que ser pegajosa pero tenéis que poder manejarla. Así que id añadiendo poco a poco mientras amasáis. Las condiciones de vuestra cocina, el tipo de harina, etc pueden hacer variar las cantidades porque la humedad ambiental afecta a cómo las masas absorben la harina así que hay que ir sobeteando hasta dar con el punto. A mí después de unos 4-5 min de amasado me quedó como en la segunda foto.
6. Engrasa un recipiente y coloca la masa. Cúbrelo con papel film y déjala levar hasta que doble su volumen. La mía tardó más de lo que yo esperaba, como unas 2 horas, tuve que ponerla junto al radiador para que se animara.
7. Una vez que la masa ha crecido la amasamos un poco para sacarle el aire (desgasificar, que hay que hablar con propiedad), espolvoreamos bien la superficie de trabajo con harina y extendemos la masa formando un rectángulo. Puedes hacerlo con un rodillo o simplemente aplastando con las manos. Yo hice esto último porque como no era una masa muy grande.
8. Pintar con la mantequilla derretida del relleno y espolvorear con la mezcla de azúcar moreno y canela. Sin miedo, en cantidad. Cuanto más de todo, más rico.
9. Enrollar por el lado más largo y cuando tengamos un rollo apretadito ir cortando rodajas como de 3-4 cm de grosor. Se cortan con un cuchillo muy muy afilado o incluso con un hilo dental. Yo lo corté con el cordón de alambre súperfino que se usa para cortar el foie, ¿sabéis lo que os digo?
10. Disponer las "rodajas" ligeramente separadas unas de otras, en un molde apto para el horno y engrasado, sin apelmazar porque luego crecen. Los que veis en mis fotos, antes del levado final ni se tocaban unos con otros en el molde.
11. Dejar levar otra vez. Esta vez desde el primer momento los puse junto al radiador y crecieron en una hora.
12. Hornear en horno precalentado a 180º durante 20 min o hasta que los veáis doraditos.
13. Dejarlos enfriar unos 10 minutos y mientras tanto preparar el glaseado mezclando todos los ingredientes hasta conseguir una mezcla espesa pero que se pueda verter. 
14. Pasados los 10 min, glasear abundantemente.

Cosas a tener en cuenta:
- el glaseado les da un toque que es pecado, y como luego nos podemos arrepentir, yo os diría que pecarais sin miedo, pero si no queréis tanta azúcar, sin el glaseado también están muy ricos que los probé. O con un hilito de glaseado solamente en vez de cubiertos por completo como veis en la foto en la que puse uno a parte solo en un plato.
- Están muy ricos templaditos, o incluso fríos, pero del mismo día. Al día siguiente, el único trocito que quedó estaba bueno de sabor pero la textura no era la misma, como pasa siempre con este tipo de masas. Aún así, si queréis conservarlos de un día para otro envolved bien el recipiente en papel film.

Carolina, te iba a guardar uno pero estaban tan ricos... Pero como esta receta ya se queda gracias a ti para siempre en mis habituales, cualquier día te invito a otra hornada. Estos Cinnamon Rolls van por ti.

MISSING YOU ALREADY