15 abril 2016

Cherry crisp - Postre crujiente de cerezas

Hoy quiero hablaros de los duendes. De los que viven en mi casa desde que me independicé. Es curioso, porque aunque he vivido en 4 casas diferentes y una de ellas, la actual, está incluso en un continente distinto al de las otras tres, los duendes se las han apañado para expatriarse con nosotros. No sé dónde se meten o cómo se esconden pero incluso se vienen con nosotros de vacaciones. Seguramente en algunas de vuestras casas también vivan duendes. Suelen ser aquellos a quienes los maridos e hijos de las familias atribuyen el poder de cambiar el rollo de papel higiénico terminado por uno nuevo por las noches, cuando nadie los ve. Junto con otras muchas otras tareas.

Today I want to talk to you about the elfs. Yes, those elfs that seem to live in most homes without distinction of nationality, hemisphere or race. We had them in Madrid and they even came with us when we made our way over the ocean to America. In case you haven't heard of them, these little elfs are usually the those creatures to whom husbands and children attribute the ability to change the empty toilet paper roll during the night while they are sleeping. That is the reason why they never change it to a new one. Because of the elfs that show up during their sleep to change it so they will wake up to a new shinny white paper roll. I tried to stay up all night once to catch them but they decided not to show up in that ocasion so I had to change the roll myself. Wait, that was not just once. It might have happened twice... Or maybe three... four times?... Oh God, I think I am an Oompa Loompa.

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He comentado esta existencia de los duendes con muchas otras madres de familia de distintas nacionalidades y parece tratarse de un fenómeno global. En la mayoría de las casas se manifiesta como os comentaba con el papel higiénico. Siempre hay alguien que acaba el rollo y lo deja colgando vacío en el portarollos. Es lo normal, ya lo cambian los duendes por la noche y mañana habrá uno nuevo y reluciente colgando de nuevo del portarollos.

Es curioso, porque aunque en casa no hablamos de ellos, mi marido y mis hijas tienen pleno conocimiento de su existencia. Si no no se explicaría que por las tardes ellas dejen sus zapatos desperdigados por el salón o la terraza y las mochilas en la despensa y él deje sus tazas de leche de antes de irse a dormir encima de la mesa, y que luego a ninguno se le ocurra ir a buscar sus cosas allí donde las dejó. Todos van a buscar todo a su sitio y además no profieren gritos de sorpresa cuando encuentran que las cosas se han movido de lugar, lo que demuestra que saben que los duendes vienen por la noche y se encargan de todo.
Eso sí, es ver una hormiga corriendo por la casa y todo son exclamaciones y gritos de ¡mamáaaaa, mamáaaa una hormigaaaaa! Pero lo de los seres fantasticos trabajando para ellos no les produce el más mínimo asombro. Es lo más cercano al realismo mágico de García Márquez que he vivido fuera de un libro suyo. Pasan cosas increíbles, pero todo el mundo las asume como naturales.
Claro que los simpáticos duendecillos no quieren que nadie les descubra en plena faena y a pesar de que en alguna ocasión he permanecido atenta toda la noche para ver si les oía entrar en el cuarto de baño a cambiar el rollo, ha sucedido que justo esa noche no han aparecido. He tenido que cambiarlo yo. Un momento, eso no ha sido solo una noche... Han sido dos... tres, cuatro. Dios, creo que soy un Oompa Loompa.
La comida en cambio saben que la hago yo. Podría probar a ver si un día me la hacen los duendes pero no sé por qué tengo la sensación de que iba a ser un buen ejemplo de dietas extremas. Por lo pequeños que son y las cantidades tan pequeñas que prepararían digo...
Por el momento yo voy a empezar a hacer cositas con cerezas que ya empiezan a encontrarse. Dentro de poco estarán ya de plena temporada y podemos usarlas para un montón de cosas además de comerlas solas que a mí me encanta si están en su punto. Hoy os dejo esta recetita que es muy muy fácil y el resultado es muy rico y resultón para un postre. A mí me gusta caliente, que se note el burbujeo de la fruta y si además le añades un poco de helado el contraste es estupendo.
Lo más difícil que vais a tener que hacer es quitar los huesos a las cerezas. Como os digo siempre con esto, si no tenéis un aparatejo de esos que sirven para quitar los huesos, poneos unos guantes porque las uñas acaban negras. Vamos.
Por cierto, con la foto anterior participo en el Reto sobre fotografía culinaria que propone cada mes Cocinando Sabores y que este mes nos invitaba a compartir fotos realizadas en ángulo picado.

Ingredientes
  • 300 grs de cerezas deshuesadas y cortadas por la mitad. 
  • 50 grs de azúcar
  • 1 cucharada pequeña de Maizena 
  • 40 grs harina
  • otros 50 grs de azúcar
  • 1 pizca de sal
  • 30 grs de copos de avena
  • 1 pizca de canela
  • 45 grs de mantequilla fría de la nevera y cortada en cubitos
 Instrucciones
  1. Precalienta el horno a 190º
  2. Mezcla las cerezas con 50 grs de azúcar y con la Maizena, remueve bien para que se impregnen las cerezas y reserva.
  3. Prepara el topping crujientee mezclando la harina, los otros 50 grs de azúcar, los copos de avena, la sal y la canela.
  4. Ahora añade al paso anterior la mantequilla fría y frótala con los dedos o con un tenedor hasta conseguir una mezcla que sea como unas migas, o como arena húmeda de playa. y mételo todo en la nevera unos 10 min para que la mantequilla se enfríe otra vez.
  5. En el fondo de cada ramequin pon solo un poquito de la mezcla de anterior, luego reparte las cerezas y recubre con la mezcla esta vez hasta acabarla toda.
  6. Hornea durante unos 30 minutos o hasta que se vea dorado por encima y la mezcla de cerezas esté burbujeando. Sírvelo calentito o a temperatura ambiente. 
 Ingredients
  • 1 and ½ cups cherries, pittedand cut in halves
  • ¼ cup granulated white sugar
  • 1 teaspoon cornstarch 
  • ¼ cup all purpose flour
  • Another ¼ cup granulated white sugar
  • Pinch of salt
  • ¼ cup rolled or instant oats
  • Pinch of cinnamon
  • 3 tablespoons butter, cold and cubed
 Directions
  1. Preheat oven to 375ºF.
  2. Combine cherries, sugar and cornstarch in a bowl and toss to coat. Set aside.
  3. For the crumbly topping, mix everything except butter.
  4. Add in the butter and cut it into the mixture until it resembles wet sand and is crumbly. Refrigerate for 15 minutes.
  5. Put a little crumble mixture in ramekins to make a bottom layer for your crisp.
  6. Share the cherry mixture into ramekins and sprinkle the topping mixture evenly on cherries.
  7. Bake for 30 minutes or until the topping is golden and cherries are bubbling.
  8. Serve warm or at room temperature.You can add a scoop of vanilla ice cream for complete glory.
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4 comentarios:

  1. Qué rica receta, Beatriz. Curioso lo de esos duendecillos. Me consta que están por muchas casas, como la mía ;)
    Saludos.

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  2. Vaya, o sea que son los duendes!!! Los míos no sé si son holandeses o se vinieron conmigo de España. Creo que la mitad son expatriados y la otra mitad son autóctonos y han creado una comunidad y todo ;)
    El postre riquísimo!!! Yo también tengo el cachivache de las cerezas, aunque aún no he tenido el placer de utilizarlo... Pero lo compré porque era barato y por si las moscas... jaajaaja.
    Eso sí, te aseguro que corre un vídeo por Youtube que la chica saca los huesos de las cerezas utilizando un tenedor... Yo no llegué a intentarlo :D
    besos

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  3. Es hablar de cerezas y es ver el verano. Luego al ver que van al horno se me han bajado los humos y me ha subido el nivel de hambre de postres crujedores. A la que vea un puñado de cerezas no se podrán imaginar lo que voy a hacer con ellas, nada de meterlas en un cuenco con agua y hielo... directas al horno que se van a ir.
    Y convéncete, el tubito de cartón es kriptonita para la unidad familiar... excepto para el miembro de más edad y ha de ser necesariamente del género femenino.

    Besos y aúpa las cerezas!

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  4. Que bueno. La mezcla de la avena con frutas no falla.

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