Este fin de semana tengo que:
- poner la
decoración navideña en casa lo que va a representar un caos de bolas y unas disputas interminables acerca de quién corona el árbol con la estrella.
- hacer un disfraz para el festival de navidad del colegio de la pequeña que va de
niño africano... dónde están los pastores con tambor de toda la vida? En fin, viva la globalización oiga.
- hacer la careta para el disfraz anterior, que ahora que caigo, qué poca gracia me hace el hecho de que cuando mi mini-africana de 2 años salga a cantar y bailar
no le voy a ver la cara! Voy a grabar en vídeo un plato de cartón pintado con témpera marrón... me niego! Me apunto mentalmente hablar de esto tan serio con la profe. No es porque me dé miedo no reconocerla, porque esos andares tan garbosos y esas patitas bailonas las reconocería entre un millón, pero quiero verle la cara. Es mi mini-cara y quiero verla. Punto.
- hacer una figurita para el belén de la clase de la mayor con un bote de
actimel (dios, los botes de
actimel son el artilugio más versátil del mundo desde la invención del tetra-pack) alucino con
ésta lámpara.
- hacer las cosas normales de un fin de semana en familia: comidas, camas, paseos, bañeras...
Así que, para los que tengáis algo más de tiempo libre, os dejo este
DIY que es de lo más resultón que he hecho últimamente.